- Benjamín Solari Parravicini
28.6.09
Colaborar
“Caminante! Una tarde será tu partida en un abril... dijo el poeta, y fue tu mente la que le tomó un día diciendo: partiré en un abril de melancólico otoñado... fue una tarde que leíste, y desde ese entonces aguardas, ¡Oh! ¡No! Caminante: aún no es la hora, ni será tu abril - Tal vez en un mañana inesperado llegue tu abril, mas no en el instante en que tu misión es álgida y necesaria al hermano amigo, a los que te rodean, a los que a ti lleguen, a los que ciegos van - Entrega nuestra luz que llevas de nuestra mano, entrégala y serás.”
23.6.09
22.6.09
Just kidding
Mucha gente cree, por lo general, que los "comediantes" que hacen chascarrillos, o chistes fáciles, son bobos o tontos o adjetivos peores (y hablo por experiencia propia).
Pero en realidad, esos chistes fáciles no son nada fáciles de pensar. Requieren un buen esfuerzo mental. A continuación voy a pasar a demostrarles qué es lo que debe pensar uno para hacer un buen chiste, o al menos intentarlo.
Antes que nada, tiene que procesar bien la frase o conversación que sucediera anteriormente ( y que diera pie a tal chiste), examinarla y analizar qué posibles partes de esa frase (o conversación) se pudieran usar para el chiste.
Después tiene que elegir cuál de esas posibles partes usar y, a partir de ella, pensar las diferentes salidas humoristicas que pudiera hacer. Esto también requiere todo un proceso aparte!
Tiene que intentar recordar palabras o situaciones que haya escuchado anteriormente, que podrían resultar graciosas recortadas de su contexto y utilizadas en el chiste a formarse. También puede imaginar respuestas que pudieran causar gracia (aunque este talento no viene con el pack). Todo esto es afectado y modificado por la persona o personas con que habla, y tiene que considerar las diferentes experiencias compartidas o gustos y conocimientos de esa(s) persona(s) para que el chiste tenga efecto.
Una vez que haya analizado todas las posibles opciones y elegido su salida humoristica, tiene que pensar cómo mejor organizar las palabras (en el caso de frases) para mayor efecto. Después tiene que calcular y regular el tono que va a utilizar en la salida, porque un buen chascarrillo con mala entonación puede resultar en catástrofes. A esto se le puede agregar, cuando necesario, expresiones físicas para acompañar el chiste.
Finalmente, cuando ya se hubo elegido la salida humoristica al chiste y pensado todas las modificaciones necesarias para su buen efecto, llega una de las partes más complicadas de toda broma o chiste: el timing!
Muchos buenos chistes han caído en la batalla contra el mal humor a causa de no ser expresados en el momento o con la velocidad correcta. Algunos incluso han llegado a nunca presentarse, volviendo acobardados cuando ya es demasiado tarde y la oportunidad se perdió. Por eso hay que calcular bien cuando dejar salir el chiste.
Y consideren que todo esto hay que pensarlo en cuestión de fracciones de segundo, o la oportunidad podría perderse.
Piensen en esto la próxima vez que crean que el que hace chascarrillos es un idiota!
Pero en realidad, esos chistes fáciles no son nada fáciles de pensar. Requieren un buen esfuerzo mental. A continuación voy a pasar a demostrarles qué es lo que debe pensar uno para hacer un buen chiste, o al menos intentarlo.
Antes que nada, tiene que procesar bien la frase o conversación que sucediera anteriormente ( y que diera pie a tal chiste), examinarla y analizar qué posibles partes de esa frase (o conversación) se pudieran usar para el chiste.
Después tiene que elegir cuál de esas posibles partes usar y, a partir de ella, pensar las diferentes salidas humoristicas que pudiera hacer. Esto también requiere todo un proceso aparte!
Tiene que intentar recordar palabras o situaciones que haya escuchado anteriormente, que podrían resultar graciosas recortadas de su contexto y utilizadas en el chiste a formarse. También puede imaginar respuestas que pudieran causar gracia (aunque este talento no viene con el pack). Todo esto es afectado y modificado por la persona o personas con que habla, y tiene que considerar las diferentes experiencias compartidas o gustos y conocimientos de esa(s) persona(s) para que el chiste tenga efecto.
Una vez que haya analizado todas las posibles opciones y elegido su salida humoristica, tiene que pensar cómo mejor organizar las palabras (en el caso de frases) para mayor efecto. Después tiene que calcular y regular el tono que va a utilizar en la salida, porque un buen chascarrillo con mala entonación puede resultar en catástrofes. A esto se le puede agregar, cuando necesario, expresiones físicas para acompañar el chiste.
Finalmente, cuando ya se hubo elegido la salida humoristica al chiste y pensado todas las modificaciones necesarias para su buen efecto, llega una de las partes más complicadas de toda broma o chiste: el timing!
Muchos buenos chistes han caído en la batalla contra el mal humor a causa de no ser expresados en el momento o con la velocidad correcta. Algunos incluso han llegado a nunca presentarse, volviendo acobardados cuando ya es demasiado tarde y la oportunidad se perdió. Por eso hay que calcular bien cuando dejar salir el chiste.
Y consideren que todo esto hay que pensarlo en cuestión de fracciones de segundo, o la oportunidad podría perderse.
Piensen en esto la próxima vez que crean que el que hace chascarrillos es un idiota!
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