Detesto poner cosas ajenas en mi blog, pero últimamente no se me ocurre nada sobre lo que hablar...
A ver... qué podría ser interesante acá...?
Mi perro durmiendo en mi cama, habiéndose subido muy tranquilamente, sin obstáculos ni interrupciones... al parecer ya considera que es libre de usarla a su antojo...
Lo interesante es que antes estaba durmiendo en el piso, sobre las tres sábanas viejas que le pusimos con el propósito de que, justamente, NO duerma en mi cama. En un momento indefinido de la noche, digamos hace... quince minutos, simplemente se levantó, puso una pata arriba de mi cama, propulsó el resto de su cuerpo y procedió a dormir sobre ella, aparentemente sin notar diferencia entre el piso y el colchón. Lo que me intriga es que no llegué a ver si había, de hecho, abierto los ojos al efectuar tal maniobra. No me sorprendería que no lo hubiera hecho.
No llego a comprender del todo por qué razón mi adorada madre insiste en que evite a toda costa que Golfo (mi perro, para los ignorantes) se suba a la ya mencionada cama. A mi parecer, la pérdida de pelo canino, especialmente considerando que el pelo de éste perro en particular es de una longitud relativamente corta, no es tan importante molestia o inconveniencia como para justificar que el pobre* perro no pueda disfrutar de las ventajas de dormir sobre una cama acolchada (en comparación a dormir sobre el piso, por supuesto). Es, a mi parecer también, derecho mío juzgar si puede o no dormir sobre mi cama, no sólo por el hecho de que es MI cama, sino porque soy el único en ésta casa que es alérgico a los pelos de longitud relativamente corta de Golfo, el perro. (Esto dejando de lado, obviamente en pos de una redacción de objetivo concreto, el ser alérgico a los pelos de mis otras dos mascotas, ácaros, polen, moho, hongos, y a los cambios repentinos de temperatura).
Por lo tanto, si la única persona que se ve directamente afectada por los hábitos nocturnos del can soy yo, me considero el único con derecho a decidir si puede, de hecho, dormir o no sobre mi cama. Y mi opinión personal es que el perro puede dormir cuanto quiera sobre mi cama, si no por nada más que en manera de agradecimiento a la compañía que siempre me brindó, siendo mi único (aunque inconsciente) compañero a través de muchas noches de vigilia y no tanto, por las muchas risas y sonrisas que me dio durante los pocos meses que lo hemos tenido con nosotros, y en el que pasó a formar parte indispensable de mi familia, por muy molesto e incluso insoportable que pueda llegar a ser.
Calculo que lo que quiero decir, habiéndome explayado tanto y tan estúpida e inesperadamente, es que quiero mucho a Golfo. Y con eso concluye éste post.
No, mentira, *por supuesto que el adjetivo "pobre", en este caso, fue utilizado sólo para influir un falso y pasajero sentimiento de lástima o cariño por el perro, y para adornar con tecnicismos insulsos el texto. Tal vez haga un post referente a este tema en un momento futuro indefinido.