29.6.10

Solos y acompañados

Y cuando estaba por ahí, apareció mi segundo darme cuenta: cuántas veces yo y otros como yo no nos animamos a hacer algo pensando que es inútil, que nada se puede hacer, porque ¿quién notaría la diferencia si yo actuara así?
Si yo actuara así... y quizás, aunque fuera uno más se animaría pensando como yo, a sumarse y actuar así, o quizás más humildemente podría ser quien notara la actitud diferente y registrara, entonces, que existe otra posibilidad. Si yo actuara así, distinto que todos los días, diferente de los demás, quizás, con el tiempo, todas las cosas cambiarían.
Y me di cuenta de que esto pasa todos los días:

Que la gente no paga impuestos,
porque ¿cuál es la diferencia?
Que la gente no es amable,
porque ¿quién se va a dar cuenta?
Que la gente no es considerada,
porque nadie quiere ser el único idiota.
Que la gente no se divierte,
porque es ridículo reírse solo.
Que la gente no empieza a bailar en las fiestas
hasta que otros no lo hacen antes.
Que no somos más estúpidos
porque no tenemos tiempo.

Recuentos para Demián

No hay comentarios:

Publicar un comentario